El romántico consejero
Hoy voy apelar a
mi más pura subjetividad para hablarles del trovador que probablemente más
influencia ejerció en mí educación sentimental y amorosa cuando era un
adolescente. De la narrativa de sus canciones, salió mucha de la teoría que más
tarde aplicaría ante situaciones que se presentaron. También me acompañó como acompañan los amigos,
con sus experiencias y anécdotas que quedan en el recuerdo o algún vestigio de
un día preciso, una precisa hora.
Cuando en 1974 se
editaba su disco que musicalizaba poemas de José Martí, lo más parecido a un
verso y su belleza, lo pude experimentar dos años más tarde en los ojos de
Guillermina. Una compañera de cuarto grado que a mi amigo y a mí nos gustaba
mucho. Claro que es una afirmación en perspectiva, muchos años después y en su
momento sin idea de la poesía, pero con la memoria intacta puedo afirmar que
esa dulce niña tenía los ojos más hermosos, capaces de inspirar las más sentidas
líneas versadas.
Éste tema fue la
primera canción que llegué a escuchar de aquel Versos de José
Martí, el primer álbum como solista de Pablo
Milanés.
Vierte corazón tu pena
+ Versos de José Martí
Un año después,
justo a mitad de la década sale su segundo LP y en esta ocasión tocó el turno a
Nicolás Guillén. En 1975 nos despedíamos de la Colonia Portales. Terminaba mi
ciclo y el de la familia por esos rumbos; las visitas cada domingo para
almorzar con los abuelos paternos; la amistad con Gerardo y Ramón, hermanos de
sangre y hermanos míos en el recuerdo. Año también de cotidianos viajes,
auténticas aventuras en el transporte público, que comenzaban muy temprano y
con un permiso especial de la directora del plantel para acceder a la escuela
por si se nos hacía tarde. Estábamos por terminar el año escolar y la mejor
opción era concluirlo en la “vieja” escuela.
1976, tras la
mudanza y los cambios, la adaptación. Iniciaba el cuarto año en nueva escuela y
en nuevo turno, la tarde. Mi amistad con Ricardo y la luz de Guillermina, de
quién les hable al inicio, junto con la habilidad para dibujar fueron lo mejor
de ese tiempo. Año que a fuerza de fajarse a golpes, me gané el respeto de
aquellos niños que veían en el ajeno, en mí el extraño, una especie de enemigo o amenaza. En un mundo paralelo que todavía no alcanzaba pero mi futuro añoraba,
Pablo con 33 años sacaba al mercado su disco homónimo. Un material marcado por
la profundidad de algunas letras (“Para vivir”
“El tiempo, el implacable, el que pasó”) y la reivindicación social en
otras (“Yo pisare las calles nuevamente”
“Canción por la unidad latinoamericana”) con un compromiso estético muy
claro, lo lírico y lo popular en la armonía de la Nueva Trova.
Llegaste a mi cuerpo
abierto + Pablo Milanés
Dos años después
aparece No me pidas, su cuarto disco
con temas como “Yo no te pido”, “Son de Cuba a Puerto Rico”, “Años” y “Ya ves”. Año del mundial de Argentina en que mi padre, quien por
cierto no era nada aficionado al futbol, se sentaba con sus críos a coleccionar
las figuras del momento y siempre que disponía de tiempo, miraba los partidos
con nosotros. Un año antes me habían cambiado al turno de la mañana y me
despedía de los hermosos ojos e inefable peinado de Guillermina y del respeto
que me había hecho, para azorarme ahora con luz que destilaba la mirada de mi
profesora Noemí, quien gentilmente en el 78, después de que dejará al grupo por
una mejor oportunidad laboral, nos acompañó a la misa de acción de gracias, con
la gracia de su persona y su sonrisa, por haber cumplido exitosamente la
educación primaria. Ella era como “Canción”
de Nicolás Guillén. De una callada manera se acercaba sonriendo y pintaba una
sonrisa en mis párvulos sueños. La recuerdo con mucho cariño.
Ya ves + Pablo Milanés
En 1979 Pablo Milanés edita Aniversario, disco con canciones
Eduardo Ramos “La leyenda del
caminante” y “Siempre te vas”;
Silvio, “Que ya viví, que te vas”;
Vicente Feliú “Créeme” y del poeta
Martí, “Abril”. Un trabajo que rinde
tributo a sus amigos, compañeros y cómplices de temas, de canciones. Yo entraba
a la secundaría y ahí conocería a mis amigos Blas y Miguel pasando a formar
parte de sus familias, de las bendiciones que esta vida me ha regalado
inmerecidamente. En los tres años de estancia nunca volví a encontrar esa
inexplicable felicidad que me producía ir a la escuela cada día, sólo con la
idea e incentivo de encontrarme con mi maestra como sí ocurría en la primaria.
Para 1980 el trovador cubano nos regala Años, otro trabajo con pocos
temas de él pero que va a las raíces, a la trova tradicional. A la canción
popular de algunos de sus primeros trovadores, Miguel Matamoros y el son,
Manuel Corona y Salvador Adams. Ese año por increíble que parezca formamos una
especie de partido político en la secundaria para contender en lo que jamás se
pudo concretar: un comité de estudiantes que gestionaría mejoras para el estudiantado.
Creo de esa experiencia me vino lo rojillo; fue muy feo perder esas elecciones
con compañeros cuyo discurso estaba marcado por la demagogia y el populismo.
Mariposita de primavera
+ Años
Después llega Canta a la resistencia
popular chilena 1980; Filin 1981, un homenaje a los grandes del bolero cubano y en él, “Mis veintidós años”, único tema de
Pablo Milanés en este disco, que algunos definen como la transición al
nacimiento oficial de La Nueva Trova Cubana. De este año también es El pregón de las flores. En 1982,
dentro del su álbum Yo me quedo viene la primer canción que conocí de él por interpósita
persona, una de sus juglares, Guadalupe Pineda que interpretara “Yolanda” y tuvo la irreverente osadía
de cambiar el nombre de dicho tema por “Te amo” en una burda estrategia
comercial. Para ese año, mi aventura académica y formativa continuaba en la
llamada Vocacional. De ahí, mis queridos amigos (Oscar, Mario, Raúl) y amigas (Rosa,
Alma, Sandra, Ruth) que aún conservo con el favor del tiempo y que gracias a la
magia de las nuevas tecnologías he reencontrado. En esa escuela conocería a
Georgina, una niña de esas que enamoran a primera vista y quedaría en eso, la
ilusión de un amor que jamás se concretó.
Para 1983 saldría su onceavo LP El guerrero con uno de los temas más entrañables de Pablo: “Cuánto gane, cuánto perdí”. Ese año no
sólo vivía enamorado de Georgina sino también de las canchas de basquetbol. Me
olvidé de la escuela, los libros y las tareas. Era feliz en esas canchas y las
calificaciones pasaron a segundo plano para luego pasar factura; eso y haber
empezado a ganar dinero me distrajo de los estudios. Recuerdo que el Jefe de
Empleados en mi trabajo me apodó Rambo,
película de moda, porque un día lo defendí de unos policías judiciales abusivos
que se querían colar al cine sin pagar su respectivo boleto. Eso sí, dos
semanas me llevó en coche al metro para garantizar que llegase sano y salvo a mi casa, previendo
probables represalias.
Y en 1984 salió al mercado el primer disco de Pablo Milanés que
tuve entre mis manos, uno o dos años más tarde, Comienzo y final
de una verde mañana. La plenitud de mi encuentro
con este trovador ya estaba sellada con canciones como “Yo no te pido” “Para vivir” “Canción” y “Años” pero tener un disco de él fue otra cosa. Un placer fetiche
que comenzó por quitar el celofán que le protegía para después ponerlo en la
tornamesa, previa limpieza de la aguja para después iniciar mi conversación con cada una de sus canciones.
El 18 de noviembre de 1988 tenía cinco boletos disponibles para
ir a uno de sus conciertos en el Auditorio Nacional. Meses antes había
contactado a Georgina, la quería invitar a ese concierto como regalo de
cumpleaños. Me parecía la oportunidad adecuada para acercarme a ella mas creo la
asustó mi repentino interés y aparición, después de cuatro años de no tener
ningún tipo contacto; más aún, cuando en su momento apenas tuvimos una o tres charlas de pocos minutos, para que posteriormente (sí, cuatro años) apareciese con mi aparente desparpajo y seguridad que de mucho no sirvieron para conquistar su confianza. A pesar de frustrarse mi plan original, con el favor del tiempo, no tuvo tanta importancia el hecho porque debo reconocer sin escozor alguno que disfruté mucho de ese recital en compañía de
Gerardo, Darío, Rogelio y mi querido, Rodrigo.
No ha sido fácil +
Comienzo y final de una verde mañana
En 1993, “No ha sido
fácil”, encabezó una larga carta a manera de poética introducción, que me
permitió reconciliarme con Elizabeth. Lo que aprendí con toda la teoría
romántica y amorosa que conllevan las canciones de mi admirado Pablo, me permitió
salvar una relación con la cual crecí mucho y me enseñó a no guardar más
las cosas en asuntos del corazón.
Es así como llegamos al final de éste jueves de Analogías.
Espero no haberlos aburrido con este pequeño ensayo de diario con el pretexto
de la música, con la excusa de la trova. Esta entrega es en honor a mis compañeros de
publicaciones semanales Jaime y Johnnie, de cuyos estilos me he servido para
construir este pequeño texto. También quiero dedicar este tema con que despido la
parte musical a mi hermosa amiga Yisel. Buen día.
El
amor de mi vida
Hola Gonzalo, me parece original este post,como vas acompañando la cronología de la trova cubana con sucesos de tu vida que iban a la par, muy buen ensayo, abrazos
ResponderEliminarMil gracias Alejandra, me produce una enorme alegría tu comentario. Es de una generosidad y mucha luz que me emocionó mucho leerlo.
EliminarUn abrazo con mucho afecto y mis respetos por tu gentileza. Además, mi agradecimiento por el tiempo que le dedicaste a este ensayo.
Comentario de mi amigo Johnnie Morales.
ResponderEliminarOye, sí que traes el gusto desde chamaco. Y ese afecto a una visión distinta de las cosas. Mira que meterte en política a tan temprana edad.
Y pues 'así es esto del amor en bolsa' (eufemismo que uso para describir el amor para llevar porque no se queda), las lides que uno vive en cada etapa de la vida. Unas veces correspondido y las más ignorado, al menos lo fue conmigo en varias ocasiones, las metamorfosis que uno sufre a cada paso y tropiezo.
Me halaga la mención amigo y desde luego te insto a continuar pues siempre es grato leerte.
Comentario de Vero Roma:
ResponderEliminarFiuuuu... Hoy si me he quedado muda y perdida en mis recuerdos a través de los tuyos; Gonza, mencionas tantas, canciones y tan bellas, cada una de ellas tiene una historia para mi, Pablo Milanés fue, es y será quien más provoque mis recuerdos...
Gracias, en verdad gracias por tan emotiva entrega de jueves...
A veces las melodías nos atrapan, nos absorben y durante varios días vivimos acompañados por una frase. Poco a poco, esos pentagramas imaginarios anidan para siempre y marcan una época de nuestras vidas... Baez, Dylan, Sabina, Milanés... !Buen gusto musical!
ResponderEliminarGracias Marybel. Los que mencionas y algunos más ciertamente acompañándonos en nuestro existir.
EliminarSiempre o casi siempre va ligarse una canción a una vivencia. Me has dicho del infinito placer que es la música para ti como compañera en tus lecturas; supongo también lo será en alguna cotidiana andanza, hoy, en el registro de las vivencias.
Saludos y un abrazo.
Hola, soy Luna. No sé que decirte ¿Mágico? Mis tiempos en la Universidad fueron una andar entre Pablo Milanes, Silvio Rodróguiez Piaf....De Milanes "No ha sido fácil", la preferida, del Silvio "Canción del Elegido", de Edith Piaf "Rien de rien" Te la dejo aquí
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=7I7u_XLtFa0
Este ensayo es una viaje en el tiempo a los puntos donde nació la vida, la sustancia de la existencia, el incio que no culmina, todavía. Es la búsqueda del ser que sigue allí, dentro mí, esperando su "Despertar".
Tienen un ángel para crear ensayos que cautivan.
Saludos, Luna "La suspendida" Me castigaron en un rincón...
Gracias Luna, has respondido hermosamente con Edith Piaf y La vie en rose. Me ha encantado. A veces eso pasa, dialogan la publicaciones y en complicidades bilaterales nos vamos retroalimentando.
EliminarUn abrazo, cada vez falta menos para cumplir esa injusta sanción.