A nar con sus comparsas
Aparecieron dos patéticos anarcos
medio fundidos del cerebro: solo ríen,
e injurian, ríen y difaman cual chalados
que no articulan más que “ideas” baladíes.
Cuando les quitan el chupón, ambos muy malos,
secundan uno al otro, fieros paladines,
una cruzada a su estatura de chaparros
con todo aquel a quien envidian por ser firme
y defender con convicción su casa, Ultra.
Cómo se mira que no saben del honor
ni de morir por una causa frente al sol.
¡Claro!, su forma de pensar resulta absurda:
si maldecir es para ellos ser malditos,
pues que maldigan a su hogar los dos ridí-culos.
Y como dije al yihadista mayorcito
no me provoca hilaridad su mala leche,
ni su demencia a risotadas deprimentes.
© Gonzalo Reyes
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