J. C.
Soy un
admirador de tu aullido flemático;
de la
viril potencia en tu timbre tristón
que se
desliza suave por mi radial almático
y toca mis pulsiones nutriendo la expresión.
Tu vena popular ya reposa en el ático
celestial.
Una estrella vibra con vocación
de
memoria y de cuerdas, con el placer lunático
que me
produce oír tu voz, su evocación.
Tienes
la potestad de traer paz al alma
cuando
mi tocadiscos se llena de tu calma
con tus
sencillas formas de parir emociones.
Y
aunque partiste lejos estas tan inmediato
que tan
pronto te escucho en un viejo acetato
no dejan
de asombrarme tu luz y pulsaciones.
Hoy descansas
amigo por mundos sin neones,
hoy
cantas entre ángeles como lo hiciste ayer
sobre
el mortal, de negro... no dejaras de arder.
© Amarante M Matus
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