Sin proponérmelo hice
de mí
el gran actor de una
triste comedia;
caricatura con alto
perfil
que se reencuentra en
un verso, un poema.
Mi vocación de payaso
es reír
y hacer reír, una cruz
que me pesa.
Mas un empeño retoca
lo gris:
todo el trabajo que
pongo en las letras.
La identidad de
anormal y su credo,
del trovador sin
canción ni guitarra,
del caballero que
halaga a las damas
son solo máscaras,
trajes, relleno…
y del conjunto de
rostros que atisbas
éste que escribe en tu
piel, no es mentira.
© Amarante M Matus
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