Los compadres: el
poeta, el ruiseñor

En el México post
revolucionario que salía de su pesadilla armada y todavía no lograba
estabilizarse, pues a la decena trágica siguió el conflicto cristero y los
caudillos pugnando por el poder, un joven de figura delgada, personalidad
carismática, inmenso en sus metáforas y de gran talento al piano, empezaba a
abrirse camino gracias a su música; mientras, el país no terminaba de
serenarse. Se dice que aquel joven de apariencia triste, tocó en centros
nocturnos, fiestas particulares y salas de cine, cuando el sonido aún no
llegaba a éste.
Ángel Agustín María Carlos Fausto Mariano Alfonso
Rojas Canela del Sagrado Corazón de Jesús Lara y Aguirre del Pino,
artísticamente conocido como Agustín Lara, después de peregrinar con sus
letras, su música y llegada la tercer década del
siglo, triunfó en la radio, al tiempo que componía
música para algunas películas. Una de ellas, la primera que incursionó con la
última tecnología del momento, el sonido: “Santa”
de Antonio Moreno.
Poco después,
Agustín Lara, participaba en un programa llamado La hora azul donde
artistas del tamaño de Toña “La Negra” y Pedro Vargas, encontraron
oportunidades para sus prometedoras carreras en dicho espacio del “músico
poeta”. “El ruiseñor de las Américas”, “El tenor continental” o “El Samurai de
la Canción”, cualquiera de los sobrenombres con que identificaban a Pedro
Vargas, fue uno de sus mejores intérpretes de Lara; un ejemplar juglar del
siglo pasado. La voz educada, virtuosa, potente y dotada de sentimiento e inspiración
del querido compadre, dio vida a muchos de los temas del “Flaco de oro”, el
trovador de la época.
México parecía
encontrar rumbo con la llegada del General Cárdenas y comenzaba la construcción
de instituciones con ánimos de cohesión social que todavía iban a enfrentar la
oposición almazanista. Con la designación del General
Ávila Camacho como sucesor presidencial, la presencia militar en la institución
presidencial dio paso a los gobiernos de civiles y al famoso desarrollo
estabilizador del nacionalismo revolucionario, que encontró su mejor funcionamiento
por aquellos años. Las figuras de Agustín Lara y Pedro Vargas eran emblemas del
tiempo. La plenitud de sus talentos crecía con el destino de México. El
trovador dedicaba sus mejores letras a la mujer divina y lo secundaba el juglar
con su preciosa voz.
Y así, en el
México de los murales de Rivera y Siqueiros; del cine rural nostálgico del
“Indio” Fernández con “Flor Silvestre”,
“Las abandonadas” y el cine moderno
urbano de Alejandro Galindo con “Una
familia de tantas”, éstas dos figuras, Lara y Vargas, construían una
identidad de México con industrias culturales fuertes, poderosas en el mundo de
habla hispana: la radio y el cine. “El Músico poeta” con sus composiciones,
"El Ssamurái de la canción” con el concilio de su voz.

Lara dice:
“Yo nací con la
luna de plata
nací con alma de pirata,
he nacido rumbero y jarocho
trovador de veras..”
Vargas le
responde:
“Muy agradecido,
muy agradecido,
muy agradecido…”
Previo a la
conmemoración y celebración de la patria, dos figuras como las del trovador
Agustín Lara y el juglar Pedro Vargas no podían faltar. Espero que disfruten
ésta pequeña entrega con espíritu septembrino
.
Johnnie Morales:
ResponderEliminarHola Gonza! Está genial que sean considerados, por parte tuya, estos dos grandes de aquella época dorada del cine, el bolero y, por qué no, los centros nocturnos como parte de tu espacio dedicado a la trova. Como ya les había comentado en la publicación del martes, considero que es importante ya incluir en el sentimiento mexicano no sólo al mariachi y al género ranchero de la música sino también a estos y otros exponentes de canto y ejecución musical en otros géneros.
Así también en otras Artes tenemos identidad que se reconoce en el mundo. En expresiones artísticas de pintura, literatura y cine también hay grandes obras que reflejan la identidad mexicana.
Agradezco hayas tomado la propuesta que hice de incluir la “otra música mexicana” para la celebración del mes patrio. Saludos.