El contante híbrido
Nació en ciudad Úbeda, Jaén.
Creció con el rosario de Sabina;
misticismo y poemas, la paterna
herencia del comisario rehén.
Su filia, a la izquierda del retén
le exilió con Miguel, Juan y la
Reina.
Parra y Serrat, su amorosa retina
por las calles, por el londinense tren.
Una oración de Adela oyó el
creador,
a cuentas mandó llamar al Dictador
y la amada Patria, al hijo
abrazó.
Primero, un inventario sin
retraso.
Luego, el atraco de almas más
intenso.
Hoy, un ciento volando alrededor.
Abrimos, pues,
este jueves con un registro del genio Joaquín
Ramón Martínez Sabina; aquel joven que soñaba con dar clases de literatura en
algún instituto como lo hizo alguna vez su querido… admirado Machado. Sueño que
en cierto sentido se cumplió al
colaborar en el Club Antonio Machado,
frecuentado por emigrantes y exiliados, en 1975 durante su exilio en Londres.
Iniciamos con
1978, año de poéticas letras en lúdico Inventario. Un trabajo rico en
melodías, ritmos y letras. En él, conquista con la sonoridad nostálgica del
piano las palabras recuperándolas como cuerpos; a ritmo de tango, nos regala la
crónica del quinielista y acompañada de un vals la poesía salió a bailar reivindicando
el 68; está el discurso trovadoresco de la dama y el pastor o en la canción para las manos del soldado. El humor de su
inteligencia no podía faltar, entonces llega el vecino para auxiliar o los
tratados de la impaciencia en decena para al final no presentarse a ciertas
citas o desaparecer. Se perfilaba el
cantautor Joaquín Sabina, pero en el 79 su música se decanta por la seducción
del rock español y continuaría explorando con sus letras por esa veta desde el
sótano de un bar.
1968 + Inventario
Dos años después
se presentan las Malas compañías en su piso del cabalístico 7, por su “Calle melancolía”. Una letra de
poéticas, ambivalentes y urbanas imágenes montadas en sentimental melodía. Una
canción maricona que estrenó en el bar madrileño La Mandrágora, pequeño sótano, donde unos años dos veces por semana,
felizmente se presentaba al lado de su gran amigo y mentor, Javier Krahe. “Calle melancolía” ya pronosticaba la trascendencia
del cantautor Sabina, junto con “Pongamos
que hablo de Madrid”, tema que cantará en el programa de Fernando García
Tola, de los más importantes de la época. En éste, su segundo disco, aparece un
recurso muy lúdico y recurrente en sus letras, las citas a personajes bíblicos,
para desmitificarlos y tornarlos carnales, seres mundanos y urbanos.
Mi amigo
Satán + Malas compañías
En 1981 se editó
un disco en directo, homónimo de La
mandrágora, precisamente con los cantautores Javier Krahe y Alberto Pérez,
acompañados por el guitarrista Antonio Sánchez.
En 1984 sale al
mercado Ruleta Rusa, un LP enteramente marcado por los sonidos del rock,
al igual que Juez y parte de 1985. Los años de exilio en Londres con su
tradición musical, así como la admiración e influencia de Dylan ya se respiran
en las melodías y el ritmo de estos dos álbumes, los más rocanroleros hasta ese
momento. Las letras, su lírica… no renuncian a los cánones de lo poético.
Caballo de cartón + Ruleta Rusa
En 1986 aparece Joaquín
Sabina y Viceversa, el segundo en complicidad artística y en directo,
pero ahora con esta banda con quien ya había trabajado en Juez y parte. El rock
continúa siendo el género que roba. Con éste trabajo llega el salto al gran
público y las grandes ventas de discos.
Un año después
confirma el éxito con Hotel dulce hotel, álbum
caracterizado por la madurez musical de raíz rocanrolera.
Así estoy
yo sin ti + Hotel dulce hotel
Una década
después de su primer disco, 1988, llega EL hombre del traje gris. Lo
presenta en Las Ventas y viene una gira por este lado del charco, América con
los destinos México, Argentina y Venezuela. Éste fue el primer disco que conocí
de él, el que me conectó con el genio español de Jaén aún en el viejo formato
del LP. Como solía pasar otrora con muchos discos, uno los compraba por un tema
en particular. “Quién me ha robado el mes
de abril” fue el canto de sirena que me sedujo y cuando me dispuse a
escuchar éste plato, el primer acorde de “Eva
tomando el sol” me retrotrajo sin ningún referente claro los imberbes años
de la secundaria. Aparecía nuevamente esta cita bíblica, al personal libro
sagrado del poeta Sabina y sus héroes urbanos. Musicalmente su rock va adquiriendo
un tono menos popero, más sobrio, más blues.
Dos años después
se edita Mentiras piadosas y se confirma esta madurez artística, tal vez
producto de su sociedad con Pancho Varona con quien fundó un año antes Ripio, empresa editorial dónde desde entonces,
registrará todas sus canciones.
De éste álbum,
el noveno, es “Medias negras” una de sus mejores canciones, musical y líricamente
hablando. Una crónica donde están bellamente contadas muchos de sus amores y
obsesiones en un blues que cierra a ritmo de son ¡Que al fin y al cabo! Ambos
son hijos del continente africano.
Medias negras + Mentiras piadosas
En el 92 sale al mercado Física y química. En éste trabajo es
patente la experimentación de Sabina por una sonoridad más allá que la del
género de su preferencia, el rock. Era como volver a Inventario que precisamente
se destacó por la riqueza musical. Es algo así como el retorno del cantautor que
viste sus letras de múltiples influencias y tradiciones musicales. “Y nos dieron las diez” es un claro
ejemplo; “Amor se llama el juego” es otro;
una especie de balada con matices de blues y rock. Cuando sale su álbum Esta
boca es mía, la canción que da el título al disco pareciera encargada
de crear una atmósfera, probablemente ya iniciaba su admiración por Cohen.
En fin lo que quiero decir es que recuperamos al cantautor para
bien de sus creaciones líricas y regocijo del respetable. Para muestra un botón
con la fusión del jazz con sonidos caribeños.
Besos con
sal + Esta boca es mía
Y como no los
quiero aburrir, hasta aquí dejo esta entrega del genio de Úbeda, hijo del
policía que lo entregó en Granada. Seminarista que la Guerra Civil aparto de
los votos, pero no consiguió arrebatar su formación latina y clásica, ni de su
memoria la poesía que recitaba de San Juan de la Cruz, Lope de Vega y Calderón
de la Barca, que seguramente heredó a su oveja negra, el gusto por ella… la
poesía y sus curativos poderes.
Dedicado a mí
Loca Dulcinea Texana, amante de Sabina, a quién pocas cosas se le pueden
reprochar, y de haber motivo para ello, serían fácil de perdonar.