Con los años aprendes que una mala noticia, algunas veces, la
debes recibir con gratitud y no por que seas masoquista sino porque le preceden
un montón de instantes que le dieron sentido a todo ese tiempo que glosa esa
noticia.
Con el tiempo entiendes que una mala noticia es un mal momento y
como tal pasa, se va, es efímera y después de asimilarla, asumirla y verla al
rostro, puedes mirar el aprendizaje que trae porque nunca llega sola y no todo
lo que trae puesto es negativo.
Con la experiencia sumas sabiduría, sabiduría que te ayuda a
comprender que una mala noticia te fortalece porque descubres algo que no
sabías; no sabías, por ejemplo, que gozas de entereza ante la adversidad y en
la repisa de lo cotidiano entiendes, con connotada humildad, que tu tránsito es
apenas un segundo de luz y no tienes una razón de peso para desaprovechar un micro
de ese regalo denominado tiempo.
Con el tiempo querido amigo, con la bendición del tiempo vas a
descubrir que una pequeña pausa en la aventura de la convivencia, del brindarse
y conocerse, reconocerse reconociendo la trascendencia de los demás en uno y en
el nosotros… con el tiempo descubrirás que lo de hoy, que la mala noticia del
hoy será la pauta de tu crecimiento, mañana.
© Amarante M Matus