domingo, 26 de octubre de 2014

Las formas de nombrar, las formas del cariño.



Mi familia y los amigos de adolescencia e infancia por lo regular me llaman “Chalo” con alguna que otra pequeña variación. Por ejemplo, mi hermana Patita cuando me quiere decir pendejo así bien sutil suelta su “Ay Chalito”, con un ritmo que se desliza lentamente de su emisión a mis oídos. Eso es bueno porque cuando llega a mí se desactiva su dicho y explota mi carcajada con la correspondiente solicitud de que por favor, por favor, no utilice subterfugios para decirme con todas sus letras: que a veces soy el pendejo más grande de la familia. Caso contrario al de mi hermana Mariana que siempre se dirige a mí con su sobrio “Gonzalo”, y me late mucho porque ese es su sello distintivo.

Los amigos de la comunidad preparatoriana mayormente me llaman “Gonza” y es lindo porque hasta conocerles o reencontrarles, nadie me llamaba de esa manera. Mi amiga Clau por ejemplo me dice “Gon” y solo un amigo de la secundaria —uyy, ya llovió— me había llamado así, y si la memoria no me falla, su padre le agregaba un matiz muy peculiar: “Gon de China”; que nunca entendí porque a pesar de tener por el lado materno la tendencia a los ojos un poco rasgados por los parpados gorditos, los míos no son precisamente de esa forma —y eso que por aquellos años me autodefinía como el “Muchacho de los ojos tristes”, ya saben, la canción en voz de Janette del maestro Perales.

Uno de mis amores trasatlánticos me llamaba Gonz, de hecho lo sigue haciendo. No pueden faltar los diminutivos “Chalito” o “Gonzalito” o incluso los accidentados que mucho no tendrían que ver. Sí, de esas ocasiones en que en vez de omitir letras conscientemente agregamos involuntariamente una que no está pero se entromete: “Chalío”.

En fin, todo este rollo mareador porque nuestro compañero Ovidio hoy se dirigió a mí como “Gonzalillo” y me acordé de Topogigio, uno de mis apodos de niño porque era muy orejón en ese entonces y usualmente yo lo leo como “Topollillo”. Me gustó la expresión, porque denota el cariño que nace a partir de la solidaridad entre nosotros por la afinidad en las letras…
y ya instalados en el divague ¿Cuántas formas tiene el afecto, el cariño de expresarse? ¿De cuántas maneras se manifiesta a través de nuestros nombres o apodos, motes? Así de variadas y ricas son las formas, y desde luego, las personas.

Gracias por el cariño y si te apetece (me estoy iberizando), a ti cómo te llaman amigos, familia, compañeros y anexas.

Buena tarde.


4 comentarios:

  1. Hola Gonza! asi te llamo mentalmente por tu compañerismo, sensibilidad y cercanía. Eres d los pocos que mr ha despexido con un beso, algo a lo que no estaba acostumbrado por aqui en España en internet sobre todo con los protocolarios saludos y casi formales abrazos. Te escribí un comentario más extenso, pero el móvil lo perdí. Solo para hablar de mis apodos o nombres cortos , cortos, cariñosos y labolares. tengo muchos, tendria que hacer una entrada como esta. Un beso.

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    1. Mi bella Lumy, me hubiera gustado mucho leer ese comentario pero no importa porque aquí estás compañera. Y eso lo agradezco y me alegra encontrar tus señales, tus palabras y desde luego tu belleza.

      Mira que soy muy besucón. A mis amigas cuando las puedo ver hasta les reclamo si me vuelan el beso y les digo no lo vueles, si me vas a dar beso dámelo bien, jajaja.

      Uno nunca sabe pero si tuviese oportunidad de saludarte personalmente te juro que te daba un fortísimo abrazo con su correspondiente beso. Y seguro me quedo fascinado escuchando la mixtura de tu cuna caribeña con el inglés y desde luego, lo que se ha impregnado de España.

      Cuando vi el video donde haces la lectura de uno de tus poemas, de verdad me gusto mucho escucharte, me encantó tu voz.

      En fin, gracias por pasar a saludar, gracias por lo de Gonza y besos tronados Lumy. Y no por que sean tronados son volados.

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  2. Mi abuelo materno era "el chiflas", porque no sabía chiflar, y en su pueblo, además de ser Pablo Reyes, era en un círculo más íntimo el chiflas. Cuando falleció, alguien lo refirió como el chiflas frente a una tía, una de sus hijas, ella se molestó, le pareció vulgar el gesto, y dijo que su papá era Pablo Reyes. Creo que un apodo arraigado sobrepasa al nombre, y es más significativo.

    Yo básicamente soy Gil o Gilo, y un montón de variaciones. Para mis sobrinos soy Gil o Gilote, para diferenciarme de mi niño, que es Gilito.

    Abrazo Gonzalo.

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    1. Abrazo Gildardo, me emociona mucho lo que generosamente compartes. Y concuerdo con lo que mencionas de que un apodo muchas veces sobrepasa
      el propio nombre.

      Gracias amigo.

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