lunes, 1 de noviembre de 2021

Día de muertos 2021

 



I

Nos convocó para asamblea

en mi colonia, la Catrina,

con viejos cuentos y promesas

nos convenció a los sufragistas.

 

¡No! no faltaron los rebeldes

que por sus normas lo cuestionan

todo ¡Por Dios, menudo brete!

Que se buscaron por sus dogmas…

 

Pues la huesuda los raptó

y los llevó al cementerio

por cuestionar con tanto ardor,

a la demanda de su credo.

 

Desde ese día por mi barrio

ya no se miran machos alfa.

Los extinguió la flaca mano

de la mujer que ocupa palas

cuando te mira de costado

y te sonríe en plena Alba.

 

De sufragistas ya no supe

porque ya vivo en el Dolores.

esto ocurrió por tanto pulque

que consumí en los albores

de aquel primero de noviembre

en el mitote y el guateque.

 


II

Por andar de pizpireto

con la nueva compañera

—que llegó desde muy lejos

desde allá la inerte tierra—

me cargó un cuerpo esquelético

sin saber quién era ella.

 

Me estrellé de fea forma

en el chat de Iluminatis

donde todo es buena onda

donde todo es tan volátil

donde halló la luz mi hora

y calló a mi alegre lápiz.

 

Tarde fue cuando la oí

enfrentarse a los demás,

que bebían un anís

con un buen plato de jazz.

La primera fue Anamar

que charlo muy bien de mí.

Ella hablo de mis virtudes

que escuchaba, la Catrina,

esa dama de costumbres

de noviembre y con sombrilla,

mas el rollo prendió lumbre

en la sed de ésta inquilina

ocultándose en sus bucles,

para ser la dama fría

de los negros ojos lúgubres.

 

Tocó el turno para Adriana

y sus rizos de verdad.

Muy confiada de burlarla

la venció el titubear.

La huesuda y su guadaña

la mandaron ya sin más

a sentarse en una banca,

por bonita y ser tan guay

en defensa de mi entraña.

No quedó que suspirar

por mi suerte y mala pata.

 

Aún estaba positivo

pues confiaba en Elisa,

mi colega en el oficio

de enseñanzas y doctrina.

Fue su ayuda un buen cumplido

de lealtad y buena vibra

mas inútil, mi destino,

fue viajar con la Catrina

a su altar como marido.

 

Eso sí, mis compañeras,

se salvaron de la tumba.

Ellas tres son pura neta

ellas tres son rete chulas.

La libraron con destreza

pues burlaron la Huesuda.

 

Sentado con mi Catrina

las veré el siguiente año

que por ser un “Sibarita”,

ahora juego, solitarios.

Mi celosa concubina

no me suelta de la mano

y me sirve mis tequilas

pa’ escribir un verso diario

 

¡Qué habrán dicho mis amigas!

Qué dirán mis obituarios.

  


Pocas veces escribo algo para alguien que no conozca porque para poder escribir requiero de conocer un poco a las personas, pero siempre hay una excepción a la regla, y mi hermana me pidió una calaverita para Alguien.

 

Debo confesar que esta calaverita me la facilitó tirar de una línea, que es con la que empiezo, y se la debo a una amiga; lo demás fue llegando como llegan los versos: con paciencia, trabajo y por supuesto con la energía de quienes sin saberlo me van dictando cada estrofa. Eso, es una de las ventajas de ser rollero y coincidir con amistades que nos regalan un poco de su tiempo.

 III

Llegó mi día predilecto,

el primer día de noviembre.

Ya se aproximan nuestros muertos

para la fiesta y el querreque.

 

Solo le temo a la Catrina

que se camufla entre la gente.

Ella es muy lista, muy ladina,

ella nos quiere pa’ sus huestes.

 

Año con año, yo la libro

pues la distraigo con un baile:

la macarena es su delirio

y bien que aplauden sus falanges

así no busca con sigilo

el buen humor arrebatarme,

ni las ofrendas y un buen vino;     

ni alegres versos de romance

que atenta firmo sin prurito

con el homónimo de Karen.

 

Atento estate amigo mío

que amable escuchas mis estrofas

—mientras mis versos yo recito­—

si larga vida es lo que añoras

no busques más en los cumplidos

mejor aprende a bailar polka.

 

Así si viene la Catrina

por tus huesitos para ella

aplicas bien la quebradita

para que cruja y haga muecas

para que cierre su sombrilla

y no te coja de las muelas.

 

Recuerda bien este consejo,

recuerda bien mi nombre es Karen

y si llegamos a ser viejos

se lo debemos todo al baile.

 


todos los años algo de lo que se fue renace en el imaginario individual y colectivo

todos los años quienes partieron se hacen más presentes en el alma del que se queda

todo el tiempo parece sintetizarse en un día y los días previos a noviembre

año con año los versos sobre la vida y la muerte florecen se mezclan se fortalecen

unos días una vez al año el humor y la ausencia conviven en un feliz concubinato

unos días una vez al año ese concubinato concluye para después volver

unos días eso que nos da tanto miedo mencionar es una fiesta de asonancias arrítmicas

y también es un regocijo de consonancias afortunadas en el saber empírico de normas y tradiciones literarias

una época del año es un festival de flores trigo azúcar luces morado rosas y naranja de los recuerdos en matiz sepia

es curioso cuando entiendes que la muerte siempre es una constante y la vida una de sus variables

es curioso que un día nuestros muertos sean más protagonistas de lo que lo fueron en vida

es extraordinario el desfile de imágenes mitos y leyendas que aparecen justo antes de noviembre

 


IV

Un amigo me decía,

no discutas con los necios

menos lo hagas de política;

mas disfruto ese defecto

si aparece la delicia

de una dama con ingenio.

 

Era octubre y una chica

—ataviada de lo oscuro—

caminando en la avenida

despistada hacía curvos

con su singular sombrilla.

Con sus ojos de barullo

—que me liaron enseguida—

me atrapó en un segundo,

me sonrió con picardía.

La invité a sentarnos juntos

y charlamos nuestras cuitas;

después, ¡dio! Un salto abrupto

y me habló desde las tripas:

de políticos sin “rumbo”;

de gobierno y pillerías.

 

Enlelado con la charla

no negué sus “argumentos:”

¡Todo el bien de Doña Martha!

El borolas del empleo,

las reformas a la alta…

afianzando este sexenio.

 

Casi aplaudo su discurso

dominado por su rostro.

Casi caigo en su capullo

coqueteando como mono.

 

Me pare sin ser grosero

extendiéndole la mano,

ella río y mis adentros

retemblaron como mambo

pues salía del ensueño

de su cuerpo extenso y magro.

 

Cuando vio temblar mi pecho

me ordenó muy permisiva:

“si me escribes unos versos

te doy chance, si es que atinas,

a satisfacer mi Ego.

Me presento: La Catrina

y ya deja lo coqueto,

ya no muestres cobardía

anda ve que quiero cientos.”

 

Desde entonces esa flaca

es mi musa de Noviembre

vaya siendo que mi suerte

no amanezca una mañana.


 

Ella


Cuando ella toque a mi puerta

le recitaré el mejor romance

que será mi último chance

de sembrar un verso en tierra yerta.

Partiré sin la cubierta

que este mundo me obsequió

dando rasgos a mi yo

conformado por diversas máscaras

a quien la muerte quitó sus cáscaras

y dejó sobre un buró.

 

Cuando mi tiempo termine

no habrá testamento, ni heredero

que camine mi sendero

y con sus fulgores elimine

las escenas de un gris cine

y fugaces mis acciones

que sembré con cien razones,

en quien me ofreció sin más su mano

llegando a ser un leal hermano,

vivan ya en sus corazones.

 

En la estancia del amor

se extinguirá la fugaz mujer

a quien como bachiller

siempre ame, con devoción y ardor.

La luz del primer albor

será la estela; la vía,

de regreso a la Bahía

donde las ofrendas y un altar

son una noche un pequeño hogar

del cariño y su estadía.

 

Que decir de la familia

de la lealtad que hay en los otros

que transmuta y pasa a un nosotros

y lo sella nuestra filia.

No más noches de vigilia

no más lluvias, ni caminos

ni el acorde de los trinos

que conforma humanidad y afectos

que libera en el perdón, efectos,

y congrega los destinos.

 

Todo muere y todo nace

y cuando nacemos a otra vida

ambos mundos tienen su crecida,

aunque en uno, todo yace.

Y por más que nos aplace

y que el tiempo sea breve

hay que fiarnos que la nieve

deje constancia en los tres lunarios

y así nuestro asiento en obituarios,

sea lo eterno… sea lo leve.




© Amarante M Matus

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