Está muy
cerca ya noviembre,
así que
llega pronto el pan
que tanto
viste a las ofrendas
y saborea el paladar.
Se manifiesta
el cempasúchil
en
nuestras mesas de esperar
por la
visita del difunto:
el
visitante de otro mar.
Viene de
aguas muy profundas
viene de
lagos de harta paz;
de tradiciones
prehispánicas
que no
sepulta el mismo Adán.
Calaveritas
de cacao,
papel
picado y el copal,
son
ingrediente indispensable
en mis
rituales de jaguar.
La
veladora es quien los guía
hasta un
reencuentro muy fugaz,
hacia el espacio en donde un tiempo
nos
revelaron el ritual.
En este mundo mi santuario
está a la orden: peregrino.
En estos
días de nostalgia
mi corazón
puso un banquillo,
en él se
sienta la esperanza
porque
sus muertos vagan vivos.
En estos
días la memoria
es compañía
del silbido.
© Amarante M Matus
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