Epifanio era un hombre
disciplinado y de hábitos casi inalterables. La última semana, la llevaba casi
sin dormir. Una caterva de mosquitos pertrechada en su habitación lo acosaba
asiduamente cada noche alterando su rígido programa.
Llegó el
momento en que un ferviente deseo se cumplió en forma por demás extraordinaria.
Sólo quería volver a su rutina ¡Que algo sucediese que le permitiera el
descanso! Casi instantáneamente, cuando los alegres mosquitos volaban queriendo
penetrar su cobertor, aparecieron nueve luciérnagas.
Con
certeros disparos de luz fueron cazando uno a uno cada enfadoso insecto
advenedizo. Epifanio no salía de su sorpresa pues con la luz emitida,
claramente podía mirar a través de su cobertor el increíble rescate de su
sueño. Cuando por fin cayó el último intruso desintegrándose en luminoso
impacto, agradecido observo cada luciérnaga disolverse hasta formar un prisma
que le enseño las bondades de la luz... fue entonces que pudo dormir
plácidamente en medio de su cuarto plenamente iluminado.
© Amarante M Matus
De las irreparables noches de descanso se formuló por ósmosis divina el alivio a semejante amenaza aviadora... la luz bendita destronó lo que regia en ese lugar. Digo pues de paso un "matamoscos" luminoso arrasó con el enemigo en turno.
ResponderEliminarMe parece una inmejorable sinopsis o reseña de este breve relato. Es un honor que te hayas tomado la molestia de regalar a este espacio tan elocuentes y atinadas palabras.
EliminarGracias por una sorpresa de dimensiones festivas expresada en tan pocas líneas.
Llego la luz, esa que salva del miedo,o de la que hay que seguir cuando se muere, la que mantiene el alma tibia, el corazón latiendo y el amor asomando.
ResponderEliminarAunque para el sano equilibrio se requiere de las bondades de la luz y lo seductor de la oscuridad, estar cerca de ella, la luz, sus baños, su claridad y su fuerza siempre será mejor.
EliminarComentario de Silvio Manuel Rodríguez Carrillo en Ultraversal.
ResponderEliminarHola, Gonzalo Reyes
La última semana la llevaba casi sin dormir. Me sobra la coma luego de semana y, esta primera estrofa de tres oraciones pareciera, casi, un telegrama. Cabría unir las tres o al menos dos de ellas.
Epifanio era un hombre disciplinado y de hábitos casi inalterables, cosa que cambió la última semana, que llevaba casi sin dormir, pues una caterva de mosquitos pertrechada en su habitación lo acosaba asiduamente cada noche alterando su rígido programa.
Epifanio era un hombre disciplinado y de hábitos casi inalterables. La última semana la llevaba casi sin dormir, debido a una caterva de mosquitos pertrechada en su habitación lo acosaba asiduamente cada noche alterando su rígido programa.
En el segundo párrafo mejor sin la coma luego de momento.
Observo/ observó
que le enseño/ que le enseñó
Así como está, el nombre Epifanio, la rutina precisa interrumpida, y la solución que viene de "afuera", me refiere a un buscador que cae en la cuenta de la luz, o de los emisores de luz, o de los iluminadores. Que las luciérnagas sean 9, pero que los mosquitos no tengan cifra, me parece que no refiere a esoterismo ni a ocultismo. Así, de todo, me queda como mensaje el valor de la luz.
Un abrazo.
Hola Gonza, benditas luciérnagas salvadoras, esos mosquitos perturbadores de la paz recibieron un buen pago por su osadía de molestar a Epifanio
ResponderEliminarJajaja muchas gracias Ale.
EliminarUn abrazo querida amiga.
HOLA GONZALO...!!! No se si sea que mi niña interior está conmigo casi de manera permanente :D Pero,veo un momento de magia,para un hombre de espíritu inalterable que recibió la luz en mas de una forma...Felicidades me queda claro tu versatilidad que lo mismo escribes de la amistad,a un trovador que a un momento desde mi óptica magicamente luminoso.Saludos cariñosos,sin distancia...!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Marí primeramente por la lectura y por un comentario tan rico. Y después, me alegra mucho cómo has leído este relato y la forma en cómo ubicas a Epifanio.
EliminarTe agradezco mucho tus palabras y esta visita tan llena de luz.
Un abrazo.
Yo como siempre dando la nota!!!...pensé que las luciérnagas eran fruto del cansancio jejeje. Alucinaciones ópticas y auditivas por falta de sueño. Yo también necesito descansar. La narración es excelente.
ResponderEliminarUn abrazo Gonza
Jajaja gracias Marybel, me encanta que des la nota.
EliminarUn abrazo amiga.
Y otra vez más, después de la tormenta llega la calma. Epifanio dormirá tranquilo hasta su próxima "aventura".
ResponderEliminarhttp://onetiansen.blogspot.com.es (Tragicomedia existencial)
Así es Cristian, podrá descansar y al día siguiente tener una perspectiva distinta de la vida.
EliminarGracias por pasar y detenerte con este amable comentario.
Gracias Lucía por pasarte por aquí y dejar tu comentario que se agradece mucho.
ResponderEliminarAbrazos.
Me ha gustado mucho, ¡enhorabuena!
ResponderEliminarUn saludo.
Muchas gracias Mauricio
EliminarSaludos y agradecido por la visita.
He disfrutado de la luz rescatadora de este relato, me gustan las libélulas. Un saludo
ResponderEliminarMuchas gracias María José, me da alegría tu visita.
EliminarSaludos.