Los Estudiantes de México en la voz de Uruguay y la letra de Chile

He escuchado que
ni las canciones, ni la poesía hacen la revolución, sin embrago, creo en el
poder de ambas para despertar o sacudir la conciencia.
Algunas letras
llenas de lirismo, de sencillo y profundo contenido, son encuentro con la
memoria, comunión con la rebelde, perdurable juventud.
Hay expresiones
populares que se decantan del canto, del trovar y convergen con el sentimiento
de un pueblo, una sociedad o un colectivo.
Los registros
musicales se tornan referentes, testimonios de quienes luchan o de aquellos sin
voz ahora presentes en el canto, en el decir del cantor.

Los estudiantes
son protagonistas en algunos discursos trovadorescos; mujeres fascinantes como
Amanda o Anaclara aparecen con toda su magia y su belleza; activistas e
historias como las de Soledad Barrett se cantan, se recitan y se recuperan; el
necio no puede faltar como tampoco el cantor o el caminante. El amor y la
esperanza, motores de la humanidad, definitivamente siempre están presentes.
Este jueves la
voz, sensibilidad y canciones de un hombre como Daniel Viglietti llegan a este
espacio para conmemorar a los estudiantes del 68 que irónicamente hace 45 años,
muchos de ellos, sólo 31 días después, celebraban su trágico despertar en la
muerte.
Ese día, 2 de
octubre, sin saber, sin tener la más mínima sospecha de lo que sucedería,
algunos de ellos y de quienes simpatizaban con su lucha, se mudaban para
siempre de sus hogares; eran arrancados de la vida al lado de sus familias y
amigos para condenarlos al silencio y la paz de los panteones.
Esta entrega está
dedicada a la memoria de esos jóvenes a un mes de la tradición, quizás de las
más hermosas, que es para acompañar a nuestros muertos. Tradición que resiste y
todavía nos define pese a la conquista cultural del Halloween.

Que vivan los
estudiantes como lo escribió Parra y lo sigue cantando Viglietti, Sosa, Jara,
Serrat y Sabina.
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