A
la amistad le pudo el desamor
Tejimos la amistad con luz de madrugada,
dos hilos
de la luna e intimidad cobalto.
Privábamos
al sueño del calor, su frazada,
cuando llegaba
el ánimo tomando por asalto.
Luego nos complicamos,
la brujería puso
en la
otredad del alma el corazón ajeno
y una
confusa lluvia nos presentó al intruso
de pequeños
revuelos merodeando el cieno.
El hombre
se perdió, lo acarició el amor
y en ella vio
los días, la mañana que vuelve
con su
prenda y su broche.
La mujer no lo amó y el saldo fue el dolor
porque la
claridad del rojo sol disuelve
las luces de la noche.
© Amarante M Matus
* Ilustración de Christian Weiss -Forever-
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ResponderEliminarGracias Marisa, ya me doy una vuelta.
EliminarUn abrazo.