-Bransky-
Un día le dijeron a Paulina que su mejor amigo se había ido al
cielo. Sufría mucho, aún era una niña… un sábado, años después, llegando al
parque vio a un globero con enormes e ingrávidos globos de los colores que a su
amigo tanto le gustaban. Sin pensarlo, compro todos.
Cuando el muchacho felizmente hizo entrega de los globos y ella
los tomó, él se quedó atónito y conmovido mirando incrédulo como ella se
elevaba para perderse en las nubes, despidiéndose con una encantadora e
inolvidable sonrisa.
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